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El Payaso


Podemos llamarle payaso, clown, burlesco, extravagante, excéntrico, chispeante, indolente, bromista, farandulero, disparatado, jocoso, rocambolesco, estrambótico, fantasioso…
Pero la única cosa que percibo es que antes del payaso, antes de la risa, antes de la relación con el otro y con el publico esta la búsqueda del yo.
El camino empieza por reaprender a escucharse y disfrutar de uno mismo.

La filosofía es sencilla: cuanto más me divierto, más se divierten los demás.

La riqueza interior está presente en todos. Si desbloqueamos nuestros impulsos, observamos que la expresión es continua. No hay fin, no hay nada que pensar ni hacer, sin esfuerzo una cosa nos lleva a la otra.
 Es por eso que es importante  buscar nuestros límites corporales para sobrepasar nuestra lógica personal, con el fin de dejarse sorprender por nosotros mismos, creadores emocionales.

     La expresividad esta despierta con el fin de que cada persona pueda encontrar su humor personal y unico.

Hablamos de una búsqueda de nosotros mismos y de nuestra necesidad de reír porque no hay nada grave sino barreras que empujar.